En no pocas ocasiones he sugerido a amigos y colegas bibliófilos la creación de una lista de los grandes libros peruanos que merecen mayor atención. Cada lector atesora uno o varios libros que considera deberían recibir mayor discusión y un mayor número de lectores, al ser publicaciones apenas mencionadas por la prensa, por las revistas académicas, las librerías, las redes sociales, etc. Esto es particularmente grave en Perú, donde las comunidades de intelectuales se encuentran tan fragmentadas o incluso atomizadas y donde las librerías, las publicaciones académicas, los diarios y las revistas apenas pueden servir como espacios de encuentro entre los libros y los lectores. Por supuesto, también podríamos hacer una lista de libros que han recibido una atención desmesurada. Pero esa es otra historia.
Al sugerir esta idea, tenía en mente Vida y muerte de Javier Heraud, de Cecilia Heraud Pérez (Lima: Mosca Azul & Francisco Campodónico, 1989). Lo compré a fines de 1989 cuando vivía en San Jerónimo y trabajaba en Cusco. Era una época de mucha lectura. Zoila salía a hacer trabajo de campo y yo no tenía internet para distraerme. Las llamadas telefónicas costaban mucho y la tele (3 canales) no ofrecía nada interesante, aparte del noticiero y los partidos de fútbol de equipos italianos el sábado y de vez en cuando Alianza Lima el domingo. Lo que sí disfruté fueron las reuniones en Cusco, las conversaciones que comenzaban en la tarde y terminaban después de medianoche. En esos años en Cusco tuve tiempo para leer como nunca lo pude hacer antes o después.
Leí Vida y muerte de Javier Heraud en un fin de semana de lluvia, y no dejaba de recomendarlo a todo el mundo. No me acuerdo de mucha discusión o debate en la prensa o reseñas sobre el libro. La hermana del poeta y guerrillero, Cecilia Heraud, resultó ser una gran escritora. Hace unos meses compré la nueva edición, aumentada y mejorada como se dice, Entre los ríos. Javier Heraud (1942-1963) (Pontificia Universidad Católica, 2013), el mismo que devoré en diciembre. En realidad, se trata de un libro diferente, una biografía completa del poeta, luchador, y hermano.
Es una maravillosa biografía de su hermano mayor Javier, donde se evoca una cierta inocencia de la Lima de fines de los años 1950 e inicios de la década de 1960. Las descripciones de Miraflores y de los circuitos recorridos por Javier recuerdan al lector los mejores pasajes de El pez en el agua, de Vargas Llosa. Incluso Vargas Llosa era amigo de Heraud y participa en el libro con entrevistas y correspondencia (la entrevista de MVLL a JH realizada en 1961 va en las páginas 181-184). Cecilia Heraud capta muy bien un Miraflores –en realidad una Lima–, que desaparece rápidamente. Muchas de las casas descritas en el libro ahora son edificios sin un mínimo de gracia.
Quienes conocen la vida y obra de Javier Heraud mencionan su juventud (murió a los 21 años), su gran talento como poeta y la transformación vertiginosa de alumno destacado del colegio Markham a guerrillero entrenado en Cuba y asesinado en Puerto Maldonado. De manera justa, con cariño pero sin caer en un sentimentalismo barato, el libro trata estos aspectos claves de la vida de Heraud: el descubrimiento de la poesía en el colegio, su creciente fama en Lima, imbuido en círculos bohemios en la Católica y San Marcos, y su politización, sobre todo con viajes a la Unión Soviética y Cuba. Su auge como poeta y su transformación en guerrillero ocurrió en un lapso increíblemente corto, a lo más de tres o cuatro años. Este proceso coincide con el paso de la década de 1950 a 1960 y la Revolución Cubana que tanto marcó a la generación de Javier Heraud.
El libro celebra su talento, explora su transformación política (su decisión de poner en acción sus ideales) y sobre todo ilumina su lado humano, como hermano, miembro de familia y joven promesa. La autora ha hecho un trabajo admirable de reunir correspondencia de amigos y parientes, entrevistar a sus conocidos, y encontrar mucha poesía inédita. El libro es también un homenaje a sus padres, quienes cuidaron no solo los libros, cuadernos y pertenencias del hijo mártir sino también su espíritu. La autora no solo luce su talento como biógrafa en la sección de la niñez en Miraflores. Los capítulos sobre Cuba y París, por ejemplo, son fascinantes. Javier Heraud tiene que regresar a Lima de París por la falta de fondos –¿cómo hubiera cambiado su historia una beca o algún trabajo?– y el relato sobre su llegada a Bolivia y la odisea que finalmente lo llevó a la muerte en Puerto Maldonado es aterrador, melancólico y cautivante.
Perú es un país con poca tradición biográfica y autobiográfica. Me parece que Entre los ríos es una clase magistral en el género. Los interesados en la poesía (mi único comentario es que cuando Javier Heraud asume el nombre Rodrigo Machado y busca un estilo revolucionario su poesía baja en calidad), en la historia de la izquierda, en Fidel y Cuba y, sobre todo, en leer una biografía bien contada y documentada, con amor pero con firmeza, van a disfrutar con su lectura. En Perú ha sido y es necesario estudiar, cuestionar y oponerse a la violencia. Pero es también necesario celebrar la belleza. Y la belleza de la poesía de Javier Heraud, la belleza del amor de su familia, de su prosa, del trabajo de editoria de su hermana Cecilia y de su cariño hacia él , se encuentra presente en todo el libro.
Excelente!!
Excelente, lo voy a leer llegando a Lima; gracias