Conocí al Dr. Maticorena hace unos diez años, en una presentación en la Feria Internacional del Libro en Lima. Se me acercó y se presentó de la forma más humilde. Se sorprendió cuando le dije que conocía muy bien sus trabajos. Creo que pensó que me había atrapado en una mentira al preguntarme: ¿cuál de ellos?
Le hablé de su ensayo sobre el concepto del cuerpo político en Túpac Amaru que apareció en la valiosa antología de la Comisión Nacional del Bicentenario de la Rebelión Emancipadora de Túpac Amaru (en la cual también participó como editor).
Después de unos minutos buscamos una mesa en la cafetería y nos quedamos conversando un buen rato. Lo acompañaba dos sobrinos, si no me equivoco, y unos estudiantes de su amada San Marcos. Don Miguel tenía una peculiar y muy grata combinación de erudición, sentido de humor y una humildad que se acercaba a la timidez. Conversamos sobre varios de sus trabajos y algunos míos. No sólo hablamos sobre el siglo XVIII y la Ilustración en el Perú. Me preguntó por mi esposa e hijos. Al finalizar nuestra conversación, me despedí preguntándole: “¿Cree usted ahora que conozco bien sus trabajos historiográficos?”. Me dijo que sí.
Nos encontramos en otros eventos en Lima y repetimos las tertulias. Me obsequió algunos ensayos. Hace un año aproximadamente quedamos en encontrarnos una tarde en su casa, pero tuve que cancelar por un asunto familiar. En otra oportunidad él estaba indispuesto. Ahora con su fallecimiento lamento la oportunidad perdida de conversar más con un gran conocedor del Perú colonial y un profesor muy comprometido con sus alumnos y su universidad. Alguien a quien se va a extrañar mucho.
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Han aparecido algunos homenajes como el de Jorge Moreno Matos en El Reportero de la Historia, donde puede leerse este obituario al Profesor Maticorena.