En su Informe Final publicado en 2003, la Comisión de la Verdad y Reconciliación estimó el número de víctimas del periodo de violencia 1980-2000 en 69,280. Aun cuando esta cifra representaba el doble de la que solía ser citada, algunos especialistas creían que el número real era incluso mayor [1]. Tanto Sendero Luminoso como las Fuerzas Armadas habían ocultado o desaparecido de manera deliberada miles de víctimas, y muchas comunidades e individuos se rehusaban a colaborar con la Comisión de la Verdad. Así, pese al indesmayable esfuerzo de los miembros de la Comisión, el Informe no incluyó masacres y otras innumerables tragedias de menor escala. No obstante, el Informe denunció con rigor e indignación la violencia que se expandió por el territorio peruano y el estremecedor silencio sobre el mismo en Lima y otros lugares.
Los dos libros reseñados examinan la era de violencia y su legado [2]. No son de lectura sencilla: los temas incluyen narraciones de violencia sexual, escalofriante culpa personal y dolorosas separaciones familiares. Ambos libros, de modo hábil y respetuoso, analizan cómo las principales víctimas de la violencia (el campesinado indígena de los Andes centrales y sur, en la región ayacuchana) buscan justicia. Los dos textos contribuyen a estos esfuerzos así como a una aproximación académica de cómo las personas, comunidades y sociedades recuerdan, olvidan y perdonan.