Tupac Amaru y la tortura

Casi todos los peruanos pueden decir algo sobre la muerte de Tupac Amaru II, ocurrida el 18 de mayo 1781. Es muy probable que mencionen el lugar donde la ejecución tuvo lugar, la Plaza de Armas del Cuzco, y los caballos. Sin embargo, se habla mucho menos de la tortura que sufrió semanas antes, el 29 de abril, a pesar de contar con la transcripción del cruel procedimiento y los gritos de Tupac Amaru.

Esta transcripción de la sesión de garrocha dirigida por Benito de la Mata Linares, el encargado del juicio a Tupac Amaru, Micaela Bastidas, y los otros acusados, hará que hasta el más duro piense nuevamente sobre el uso de la tortura. Vale la pena recordar lo que hicieron a Tupac Amaru ese día.

Un documento del día anterior (28 de abril, 1781) describe la tortura que iban a emplear:

“Que del techo del calabazo en que se halla preso sea puesto una gruesa soga de cáñamo, doblado por medio, que esté asida a una polea y esta a una viga de suerte que pueda correr y atado el citado rebelde por las muñecas de los brazos vueltos a las espaldas se le junten, y amarren los pies por las gargantas, y de ellos se cuelguen cien libros de hierro o plomo, por más o menos, y así puesto y atado tiren fuertemente de la citada soga, hasta levantarlo de la tierra dos varas teniéndolo aí por el espacio de media hora, a cuyo tiempo se le preguntará si es cierto comunicó este alzamiento, con qué personas de categoria de Lima, de quiénes de esta ciudad del Cuzco ha recibido cartas, quién le ha auxiliado, y demás que contra él consta de estos autos no ha querido confesar, reservando en mi otra cosa de tormento en caso de negativo.”

(rúbrica de Benito de la Mata Linares)

Va la transcripción completa del documento (para más detalle sobre ese día, puede consultarse mi libro La rebelión de Tupac Amaru, pp. 206-208.)  Los documentos provienen de la Colección Documental de la Independencia Peruana, III, I (Los procesos a Túpac Amaru y sus compañeros), 195-196 y 197-199.

“(Al margen): Diligencia de ejecución del tormento.

En el Cuzco a veintinueve del mismo mes y año, dicho señor oidor estando en el calabozo donde se halla preso José Gabriel Tupa Amaro, a esta hora que serán las cuatro de la mañana, poco más o menos, lo hizo comparecer ante sí y le dijo iba a ejecutar la sentencia de tormento que antecede, (y le fue leido por mí el escribano) si no quería decir la verdad, persuadiéndole con suavidad y blandura, declarase, con qué sujetos en Lima había comunicado la determinación de su alzamiento; de quiénes de esta ciudad del Cuzco había recibido cartas después de él, y qué contenían; y quién le ha auxiliado con consejos, dinero, armas o de otra cualquiera suerte; habiendo respondido no tenía qué decir mas que lo expresado en su confesión, su señoría le hizo las tres reflexiones siguientes: Dijole que si respecto a tener declarado en uno de los careos antecedentes que há cinco años está pensando esta rebelión, ha hecho presente su intento a los sacerdotes en las confesiones sacramentales, que es regular haya hecho. Si cuando oyó hablar en Lima de repartimientos y otros derechos, decían eran injustos y esto les alentó a rebelarse alborotando tantas provincias. Que es prueba de que Mariano Barrera es sabedor mucho tiempo del alzamiento, pues en una carta que se halla en estos autos le dice el rebelde se venga aunque sea a pie, por extraviados caminos, pues ya tiene cuatro provincias ganadas para avanzar a esta ciudad del Cuzco y destruir a los chapetones, como lo hizo con el corregidor Arriaga, a quien había ahorcado. A las cuales dichas preguntas o reflexiones solo respondió que a los sacerdotes con quienes se había confesado en el espacio de los cinco años, solo se quejaba de las extorsiones que hacían los corregidores a los indios, y le respondían lo dejase todo a Dios. Y viendo su señoría no quería dicho Tupa Amaro declarar otra cosa alguna, sin embargo de haberle amonestado a ello cariñosamente, mandó se le hiciese presente el tormento, diciéndole dijese verdad requiriéndole una, dos, tres y más veces expresase cuanto sabía donde no, que si alguna pierna o brazo se le quebrase, o lesión de algún miembro le sucediese o muriese en el tormento, fuese su culpa y cargo, y no a la de su señoría; a cuyos requerimientos dicho Tupa Amaro dijo no sabía cosa alguna. Y visto por dicho señor oidor que no quería confesar cosa alguna le mandó quitar el volante que tenía vestido, que le atasen las muñecas a la espalda, que le juntasen los pies por las gargantas, que se los amarrasen pusiesen las cien libras de hierro poco más o menos, que estaba prevenidos y que lo alzasen del suelo, poniéndole pendiente dos varas de él, y así ejecutado preguntó al enunciado Tupa Amaro con qué persona había tratado el alzamiento que ha hecho; de quiénes de esta ciudad ha recibido cartas, qué contenían, quién le ha auxiliado con consejos, armas, dinero, gente o de otra forma, que le dijese y declarase cuanto sabía, y le haría quitar el tormento y dicho Tupa Amaro dijo:

Ay, ay, ay misericordia Señor, ay, ay, ya estoy perdido vuestra señoría, vuestra señoría, ay, ay, nada más, no, ay, más los indios, por María Santísima, vuestra señoría, vuestra señoría, ay, ay, ay, no, ay más, no he tratado con nadie, mira vuestra señoría por María Santísima,vuestra señoría, vuestra señoría, por el rosario de María Santísima, quíteme la vida que había de remediar, por María Santísima, ay, vuestra señoría tendrá que dar cuenta a Dios, vuestra señoría por María Santísima ay misericordioso, quítenme la vida no he tenido, mire vuestra señoría por María Santísima, qué es esto, vuestra señoría quiteme la vida, ay de nadie, vuestra señoría mire vuestra señoría tendrá que dar cuenta por el Sagrario, ay, ay, Señor misericordia, por María Santísima no tengo más nada, vuestra señoría no tengo valor nada, vuestra señoría, eso si cobré no pasarán de cien pesos, vuestra señoría y ano estoy en mí, vuestra señoría había de permitir, ay, vuestra señoría, por María Santísima del Rosario, ay, ay, Jesús, vuestra señoría vuestra señoría, ay Jesús, ya no, ya no, deme tiempo para acordarme, si puedo pudiera haber olvidado, vuestra señoría, permitiera verme en este estado, no soy cristiano, mire vuestra señoría que ya me habré olvidado alguna cosa, pero no de un fundamento, ninguna carta he desperdiciado, allí hallará vuestra señoría, ay, ay, ay Jesús, María y José, por María Santísima Señora del Rosario por aquel Señor, por la Sangre que derramó, ay no ha habido más cómplices, yo fui el pecador, por qué he de condenar cuando no tengo yo experanza para nada, no ha habido carta ninguna, ay ya no estoy en mí, vuestra señoría vuestra señoría, y aunque fuera ocultar, esto ha sido por mis culpas, vuestra señoría con ese su corazón, vuestra señoría no ha habido, mire vuestra señoría siquiera por aquel Señor, ay ay mire vuestra señoría por María Santísima ay, ay, ay mire vuestra señoría de balde para quitarme la vida vuestra señoría permitiese ir al infierno por mentir, y sufrir este martirio, mire vuestra señoría, Jesús, vuestra señoría, mire vuestra señoría ya no estoy en mi, por María Santísima Señora del Rosario, vuestra señoría, vuestra señoría, mire siquiera porque vuestra señoría, ya no sé, por María Santísima, había de padecer por esconder siquiera una palabra, ay, ay mire vuestra señoría que tiene la vida, mire vuestra señoría que me llevará adelantamiento, vuestra señoría, siquiera por los Dolores de María Santísima, ay.

Y habiendo llegado un reloj que estaba sobre la mesa a señalar la media hora, en que se condenó a Tupa Amaro sufriese de tormento, mando su señoría sobreseer en él firmó esta diligencia, doy fe.

Rúbrica de Bentio de la Mata Linares

Manuel Espinavete López”.

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